El día 17 de abril se fue para siempre a su mágico pueblo de Macondo el gran Gabo. Con la noticia de su pérdida recordé lo mucho que le debo a García Márquez por mi propio estilo literario y mi amor a las letras.
Mi primer encuentro con el mundo del realismo mágico de García Márquez fue cuando tenía 12 años y estaba en primer año de secundaria, gracias a mi profesor de literatura (uno de los mejores maestros que tuve durante toda mi infancia y adolescencia). El libro que leí entonces fue “Crónica de una muerte anunciada,” el cual causó un gran impacto en mi. Todavía recuerdo a Santiago Nasar y los hermanos de la desflorada novia demandando venganza por la pérdida de su honor. El detalle de uno de los hermanos acuchillando a Nasar en la axila como si fuera un cerdo es algo que aún recuerdo, vívidamente grabado en mi memoria. Supongo que también sirvió a que este libro se quedara conmigo gracias a que luego me enteré que el nombre completo de mi bisabuelo materno fue Ramón Santiago Kuri Nasar (que falleció de un padecimiento cardiaco, pero no gracias a un cuchillo). El mundo de Márquez me atrapó a tal grado que de inmediato busqué entre los libros de mi madre y encontré “La increíble y triste historia de la cándida Erendira y su abuela desalmada.” Con ese nombre, ¿quién podría evitar tomar el libro en sus manos y leerlo? Me lo devoré en pocos días.
Con el paso del tiempo leí también “100 años de soledad,” “El general en su laberinto,” “El coronel no tiene quién le escriba,” y el año pasado finalmente “El amor en los tiempos del cólera.” No he leído todos los libros de García Márquez, y posiblemente haya olvidado algún otro que sí leí… pero estos son los que dejaron la mayor huella e impresión en mi.
Es curioso que la pérdida de García Márquez, debido a su larga enfermedad, también fue una especie de crónica de una muerte anunciada… por internet varias veces se dijo que había fallecido, para ser uno más de los fallos de información del internet. Desgraciadamente esta vez sí se nos fue de veras. El maestro no llegó a los 100 años, pero por suerte los que vivió en esta tierra no fueron de soledad. Que en paz descanse el gran Gabriel García Márquez, y mi corazón queda con su familia y amigos. Y para celebrar su vida, creo que nuevamente releeré sus obras para recordar y renovar mi pasión por la literatura y el realismo mágico.
